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Esta historia relata la experiencia de un paciente que está recibiendo terapia de control de la vejiga (neuromodulación sacra), administrada mediante un neuroestimulador, para el tratamiento de problemas de control de la vejiga. Ten en cuenta que esta es la experiencia específica de esta persona en particular. No todas las personas que reciban terapia de control de la vejiga obtendrán los mismos resultados que el paciente de esta historia.
Siempre fui una persona activa, pero cuando mi próstata aumentó de tamaño hace unos cinco años, se desencadenaron una serie de problemas de vejiga que me dificultaban hacer las actividades diarias que disfruto.
Luego de que los médicos me extirparan una parte de la próstata que bloqueaba el flujo de orina, experimenté episodios en los que no podía vaciar la vejiga por completo.
Me llamo Joe y, afortunadamente, me recuperé de estos problemas de vejiga, pero por un tiempo pensé que había perdido la función de mi vejiga por completo.
Usar un catéter definitivamente era una molestia. Me molestaba cuando corría y afectaba mi productividad en el trabajo.
Por suerte, el catéter solo era temporal. Mi urólogo había recetado neuromodulación sacra a varios de sus pacientes, que experimentaron un alivio de sus síntomas. Estaba seguro de que a mí también me beneficiaría.
Mi experiencia de prueba fue una intervención ambulatoria bastante sencilla en mi clínica de urología local. Llevó alrededor de media hora.
Mi urólogo me dijo que esperaba una mejora del 80 %. Me fue mejor: demostré una mejora del 95 % (en comparación con el uso del catéter), lo que significó que, sin duda, era un candidato para la terapia a largo plazo.
Impresionado con estos resultados, decidí proseguir con la terapia a largo plazo.
Cuando el médico me quitó los electrodos temporales, perdí la capacidad de orinar por mi cuenta de inmediato. Volví a estar bien cuando se puso en marcha la terapia permanente, lo cual me demostró que la neuromodulación sacra era, en efecto, la elección correcta.
Después de la intervención no necesité analgésicos y no tuve ningún efecto secundario. Unas semanas después contraje una infección bacteriana y tuve que tomarme las cosas con calma por un tiempo.
La terapia de control de la vejiga me devolvió la capacidad de darme cuenta de cuándo necesito ir al baño. El resultado y toda la experiencia cumplieron con mis expectativas. No cambié de opinión ni tuve dudas, de hecho, todo salió como lo esperaba.
Como ya no estoy limitado por ningún catéter, volví a correr carreras largas. Y ahora que nos jubilamos, mi esposa y yo esperamos hacer muchos viajes por carretera a través del país. Ahora que no necesito parar cada una hora para ir al baño, sin duda llegaremos más rápido a nuestros destinos.
No todas las personas que reciban Terapia de control de la vejiga obtendrán los mismos resultados que la paciente de esta historia. Habla con tu médico para determinar si la neuromodulación sacra es la opción correcta para ti. Además de los riesgos relacionados con una intervención quirúrgica, las complicaciones asociadas con el neuroestimulador pueden incluir dolor en el lugar del implante, dolor nuevo, infección, movimiento/migración del electrodo (cable fino), problemas del dispositivo, interacción con algunos dispositivos o equipos de diagnóstico particulares como la RM, cambios no deseados en el funcionamiento urinario o intestinal, estimulación molesta (en ocasiones descrita como una sensación de sacudida o de sobresalto), entre otras. Se necesita cirugía para extraer el neuroestimulador. Siempre analiza los posibles riesgos y beneficios de la terapia con tu médico. Esta terapia no es adecuada para cualquier paciente. Se requiere receta médica.